En la Web 3.0, la descentralización se convierte en un principio clave. Esto implica una reducción significativa de intermediarios en procesos como la verificación de identidades, transacciones financieras y gestión de datos personales. En este contexto, la identidad descentralizada juega un papel fundamental al permitir a los usuarios poseer y controlar su identidad digital sin depender de entidades centralizadas. Los identificadores descentralizados (DIDs) y las credenciales verificables (VCs) son herramientas esenciales de SSI que guían la autonomía del usuario en la Web 3.0.
La Web 3.0 introduce tecnologías avanzadas como blockchain y zero-knowledge proofs, las cuales son fundamentales para la seguridad y privacidad. Estas tecnologías garantizan que las transacciones y las interacciones sean seguras y verificables, reduciendo significativamente las posibilidades de fraude y ciberataques. La blockchain, por ejemplo, proporciona un registro inmutable y transparente de las transacciones, mientras que los zero-knowledge proofs permiten la verificación de la información sin revelar los datos subyacentes.
En la Web 3.0, observamos un cambio hacia modelos de negocio que respetan la privacidad y la propiedad de los datos personales. A diferencia de la Web 2.0, donde la monetización de datos personales era la norma, Web 3.0 promueve modelos basados en la descentralización y servicios de suscripción que no dependen de la explotación de datos personales. Esto representa un avance significativo en términos de protección de la privacidad del usuario.
La Web 3.0 busca una mayor coherencia y portabilidad de la identidad y reputación entre los mundos físico y digital. Esto se logra a través de tecnologías descentralizadas, que permiten a los usuarios llevar su identidad y credenciales de un contexto a otro de manera segura y eficiente. Esta capacidad refuerza la confianza en las interacciones digitales y facilita la realización de transacciones y verificaciones de identidad de manera más fluida y confiable.
Es importante saber que la Web 3.0 no pretende reemplazar las etapas anteriores de la web, sino construir sobre ellas, aprovechando sus fortalezas y superando sus limitaciones. Mientras que la Web 1.0 y 2.0 sentaron las bases para la accesibilidad y la interactividad, la Web 3.0 agrega una nueva dimensión de privacidad, seguridad y control del usuario. Esta integración de eras anteriores con nuevas tecnologías y principios demuestra una evolución continua hacia una internet más inclusiva, segura y descentralizada.
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